CONVERSACIONES CON IVAN…. PENSAMIENTOS DEL PINOT NOIR Y CINSAULT
Iván era mi Papá. Al enviudar de mi Mamá, a los 80 años, se mudó a Viña del mar, y fue una buena decisión. En Viña se reconectó con sus compañeros de la Escuela Naval. El hoy tendría 99 años, es decir, iba a la escuela en Cerro Artillería, en Valparaíso, donde está el Museo. Le encantaba el vino con mucho cuerpo, con volumen en boca, no se atrevía con vinos ligeros, con menos peso. Yo le decía, -“ tu problema es, que eres petrolero y de ahí no vas a salir, ya estás viejo!”- Y me decía un par de cosas que no puedo reproducir. Un día me llamó y me cuenta que se había organizado con algunos de sus compañeros vivos octogenarios para ir a la Viña Quintay. Estaba impactado. Me dijo, “parecía un packing de frutas era una arquitectura tan moderna!”…lo pasó bien.
Unas semanas después, debe haber sido en febrero, lo fui a ver, y le llevé un Pinot Noir de la viña en cuestión. Como siempre nos sentábamos en su departamento, con vista al mar. Creo que fue una de nuestras últimas botellas de vino tranquilos los dos, ya tenía 86. Me volvió a confesar que se arrepentía de no saber andar en bicicleta, porque les ofrecieron un paseo en la viña, y el no participó. Le hice las mismas tres preguntas que le hice los últimos años de su vida y la respuesta fue la misma…”No seas catete, no te las voy a responder nunca!”…Pero logré que aprendiera a apreciar el Pinot Noir, lo saqué de su zona clásica. Ya lo había degustado en Casablanca de manera forzada, porque no le quedaba otra. Y durante nuestro encuentro, le hablé del vino, y lo empezó a tomar. Y le decía a sus amigos – “ Me he tomado unos Pinot Noir, riquísimos”- sentía que a su edad había descubierto algo nuevo y bueno. Asique intentó probar todos los Pinot Noir de Casablanca y me llamaba cada vez que probaba uno nuevo. Es más, a veces me decía, encuentro que este, no es tan bueno! jajaj..
En estos días de verano, y relajo siempre existe la curiosidad. Eso me encanta de esta época. Probar variedades frescas es un buen panorama, y si ya conoces, y eres muy fan del Pinot Noir, lánzate un poquito más allá…porque no un Cinsault….si, Cinsault. Si te gusta el Pinot Noir , debieras sentirte cómodo con el Cinsault. En aromas, y sensación en boca están bastante cerca ambos.
El Pinot Noir, es como una vedette de la industria mundial, muy querida, versátil, que cuando es joven tiene notas a frutas rojas, si pruebas unos con un poco más de evolución encuentras sabores terrosos, champiñones, medio a charcuterías, tiene una acidez que varía, los taninos se mantienen suaves, en fin es un vino con muchos fans.
Y el Cinsault….lo puedes pronunciar “sin-só!”…o si quieres ponerle la onda francesa lo llamas “san-só!”…ahí ves; tiene una personalidad increíble, pero creo que le falta prensa. Igual de versátil, es más, tiene un poco más de cuerpo, más color y más taninos, es decir un poco más de volumen en boca. En Chile encontró su hogar, en Itata, donde llegó en los años 50´s, y nos está dando grandes vinos. Cinsault es un buen compañero en mezclas con Garnacha, Mourvedre, Syrah. También solo, es fresco, puede ser en su versión tinta o rosada. Ahora que es verano, y hay tanta variedad de platos que podemos sacar a disfrutar en la tarde. Un Cinsault a unos 14°C , con un pulpo, un pescado a la plancha o un queso de cabra…y en buena compañía, es un panorama perfecto. Le tengo fe al Cinsault chileno.
Por lo que a veces pienso, para los que quieren entrar en el mundo de las variedades mediterráneas como estas, quizás debieran visitar el Cinsault. Si mi Papá, hubiese pasado los 100años, lo tendría mandándome mensajes con los Cinsault que estaría degustando…porque seguro le hubiese gustado. Vamos anímense…
Buen fin de semana,
Niki