SONIDOS QUE NOS EMOCIONAN

En estos días he pensado mucho en los sonidos que eran parte de mi vida, y hoy , ya en cierto modo desaparecieron, por ejemplo, el ruido de la máquina de coser.  En los años 80´s, iba a mi casa, dos veces por semana,  la señora Luzmira, y ella convertía nuestros sueños en realidad, era la figura, hoy casi extinta, de la costurera.    Recuerdo haber acompañado siempre a mi Mamá a las Sederías, para mí era un lugar mágico, siempre había mucha gente, lleno de telas de colores y texturas, íbamos en diferentes épocas del año, pero siempre con una idea en mente.  Tras el mesón, estaban estos señores grandes, y vestidos de terno, manos firmes, con estas largas reglas de madera., y tijeras grandes.   Ellos desenrollaban estos metros de telas, que había a sus espaldas, les daban un solo tijeretazo y luego con una real maestría, con ambas manos daban ese tirón, que hacía sonar las fibras hasta la médula, y le daban un corte perfecto.  Bueno pues, ese sonido lo tengo grabado en el alma, me hacía pensar en un vestido, una chaqueta, o la futura prenda que la Sra. Luzmira, seguro sabría resolver.

Con el vino pasa lo mismo, siempre hablamos del color, los aromas, las complejidades, su territorio, la etiqueta.  Pero poco se habla de los sonidos.  Por ejemplo cuando estamos en un grupo, y alguien descorcha un espumante, sí o no que siempre se genera una reacción?...lo mismo cuando descorchamos un vino, incluso cuando hacemos ese suave  “crack” con el screwcap de algún blanco u otro vino más fresco. 

Eso es!...el sonido, nos predispone, nos prepara…es el primero que nos hace pensar.  Aquí va a pasar algo, nos pone en alerta…y luego el sonido del vino cayendo a la copa.  Para mí este sonido del líquido en la copa, es como cuando estás en un avión y ya se levantaron todos los “flaps”, es decir el avión ya se fue…no hay más que hacer, que disfrutar, entender lo que estás viviendo; en el caso del vino saber que cada copa de vino es una experiencia única, por el lugar, la compañía, la conversación, la luz, ese momento no se va a volver a repetir y todo comienza en el minuto en que escuchas cuando descorchas y luego viertes el vino en la copa.     Como en la tela, una vez que la cortaron, ya está, en ese minuto, el sueño de la prenda que va a salir de ella comenzó, no hay vuelta atrás….la experiencia de cada vino es única de principio a fin.

Y finalmente el sonido que nos encanta, el choque de las copas, mirándonos a los ojos para hacer un salud!...por lo que sea!...ese nos emociona.

 

Buen fin de semana 

Niki